jueves, 29 de noviembre de 2012

Castells en l'aire. La voluntat del vot català/Castillos en el aire. La voluntad del coto catalán


Castells en l'aire. La voluntat del vot català
Castillos en el aire. La voluntad del voto catalán


Con gritos de independencia se han programado las elecciones catalanas del pasado día 25, gritos que han provocado grandes cambios en el electorado catalán y en la realidad política de Cataluña. Cada vez se demuestra más que los ciudadanos son inteligentes, que no se deja llevar por las intenciones y, sobre todo, que construir castillos en el aire se termina pagando muy caro. Estas elecciones al Parlament de Catalunya han sido la crónica de la muerte electoral de la paranoia política y Artur Mas se ha ahogado en la estelada.
 
En mi participación en la jornada electoral como apoderado debo decir en primer lugar que la participación ha sido extraordinariamente alta. Ya a pie de urna se mascaba cómo la afluencia de los catalanes era constante desde la primera hora hasta la última, y los datos así lo demuestran, marcando una participación cercana al 70%, un 11% más que en las anteriores elecciones. Es la participación más elevada en unas elecciones autonómicas en Cataluña, lo cual ha sido una gran bocanada de aire desde el punto de vista democrático y también desde el punto de vista de la mejora de la valoración de la ciudadanía sobre la clase política.

Entrando en los resultados, quiero analizar a grandes rasgos los resultados de cada uno de los partidos:
CiU ha caído 12 escaños cuando pretendía conseguir una gran mayoría absoluta. Paradójicamente ERC ha subido 11 escaños. Por lo tanto, aquí el análisis es que la aventura independentista, el aumento del fervor nacionalista que CiU ha fomentado pensando que les iba a beneficiar a ellos, sólo ha servido para dar votos a ERC. Por tanto, podemos afirmar que Mas ha sido el mejor candidato de ERC. Los votantes de CiU, aparte de todo esto, han dado la espalda a Mas en más de 100.000 votos debido a un hecho: el peligro de pacto entre CiU y ERC ha asustado a votantes de CiU, esos votantes que tanto ha luchado para acabar con el "tripartito" y que temían volver a ver a ERC en el Gobierno catalán. Los castillos en el aire de Artur Mas le han pasado factura, y los catalanes le han dicho que en el caso de querer una independencia no quieren que sea él quien la lidere.

El PSC ha caído 8 escaños, y son las cuartas elecciones autonómicas catalanas en las que el PSC pierde votos. Han obtenido el peor resultado de su historia en votos y escaños. Esto se ha debido al ambiente electoral en el cual se estaba votando a dos extremos (independencia sí o independencia no) y Pere Navarro ha decidido quedarse en medio, apostar por un federalismo que nadie se cree. El PSC ha vivido hasta el momento en una inconcreción en la que no se decidía por un flanco más soberanista y otro sólo socialista (dos tierras que conviven en el PSC) y en estas elecciones, al PSC se le ha terminado esa inconcreción, el PSC no podía seguir en esa inconcreción y llegado el momento de posicionarse no ha logrado mantener su voto. Es claro que el buen paso del PSC en Cataluña se ha debido a que nunca ha tenido que posicionarse en el asunto soberanista, la paz en este ámbito dentro del socialismo catalán le ha permitido obtener grandes éxitos electorales.

El PP català ha logrado el mejor resultado de su historia en votos y escaños, lo cual es el dato más positivo para el PP en Cataluña y también en clave nacional. Bien es cierto que el gran ascenso de ERC ha sorprendido, y el PP podía haber llegado a optar por la segunda posición en el Parlament si este ascenso no se hubiese producido. Por lo tanto ha sido un resultado muy bueno en el resultado final, pero algo corto si tenemos en cuenta que el PP ha tenido la segunda posición en el Parlament a sólo 50.000 votos.

A ICV y a ERC les ha ocurrido cosas similares, que han subido en escaños, pero no es su mejor resultado en unas elecciones autonómicas catalanas. La denuncia de la crisis y los recortes por encima del discurso soberanista parece haber reportado buenos resultados para ICV.

Otro resultado excelente y sorprendente ha sido el de Ciutadans, que ha triplicado su presencia en el Parlament. La apuesta transversal del progresismo catalán españolista ha logrado buenos resultados, quitando votos importantes tanto al PP como a CiU y al PSC.

El radicalismo de izquierdas independentista nacido de la agrupación de “indignados”, CUP, ha significado la introducción de los antisistema en el sistema, algo que hasta hoy parecía una contradicción. Esta presencia de 3 escaños de este conjunto de grupos y asociaciones nacidas del 15-M más radical podría tener implicaciones futuras y animar a que otros grupos antisistema opten por tener representación en las instituciones. Una cosa ha quedado muy clara: ahora el Parlament sí les representa. CUP irrumpe en el Parlament y sustituye a SI (aunque con un escaño menos) y aglutina un voto que optó en las anteriores elecciones por la abstención o por el voto a ICV, ERC o SI.

 
El resultado del independentismo está sujeto también a análisis. Si bien es cierto que el golpe a CiU ha sido muy duro, el voto independentista no se ha reducido tanto aparentemente. Si contamos a CiU como una fuerza soberanista (que seriamente no podemos afirmarlo, y mucho menos podemos afirmar que todos sus votantes son independentistas, que no lo son) y sumamos su resultado con el resto de fuerzas soberanistas, es decir, ERC y CUP, el independentismo (siempre teniendo cuidado con esta palabra por lo que he ducho sobre CiU) ha conseguido 74 escaños. En las pasadas elecciones los escaños de CiU, ERC y SI sumaban 76. Así, en términos de representación, los independentistas han perdido cierta fuerza, algo que debe hacer reflexionar a CiU. Y es que el pueblo catalán podría querer mayor autogobierno, llamémosle independencia si queremos, pero no la quieren liderada por Mas.


Con los resultados encima de la mesa los pactos de gobierno son diversos. Todo parece indicar que Mas volverá a ser el President de Catalunya, pero puede no ser así, las matemáticas poselectorales así lo apuntan. Puede darse un pacto CiU-ERC, uno de los pactos más evidentes, que sería la apuesta por un pacto dentro de la política identitaria. También puede darse un pacto CiU-PSC, el cual es muy poco posible, puesto que significaría la práctica liquidación de los socialistas de Cataluña, debido a  que apoyar a CiU significaría apoyar los futuros recortes en la región (recortes que serán más fuertes que los de 2012 y 2011 juntos), a lo cual no creo que se arriesguen. El pacto CiU-PP es posible matemáticamente, aunque la guerra identitaria entre estos dos partidos ha congelado sus relaciones. Este pacto sería posible si CiU optase por abandonar su discurso soberanista y apuntase a un pacto de gobierno vinculado a la economía, puesto que ambos partidos tienen pretensiones similares en este terreno. Este pacto será muy complicado si Mas continúa en el liderazgo de CiU, otro gallo podría cantar si la Unió de Durán i Lleida se alza con la voz cantante del partido.

La otra vía de pacto sería una alineación de la izquierda, es decir, renovar el tripartito (ERC-PSC-ICV: 54 escaños), que superaría a los 50 escaños de CiU. Este pacto dejaría como consecuencia un gobierno con mayoría simple, un gobierno poco estable, como lo sería un gobierno único de CiU. El tripartito obligaría a CiU, si pretende gobernar, a pactar con el PP.

Hoy lo que personalmente creo que va a pasar es que el futuro gobierno de Cataluña será de CiU en solitario y que en la legislatura pacte con ERC para los asuntos soberanistas y con el PP en los acuerdos económicos y en la aprobación de los presupuestos autonómicos catalanes. Hoy es la apuesta más segura, aunque el panorama que ha dejado estas elecciones es demasiado caótico e imprevisible.

 
La política catalana hoy, día 26, es mucho más laberíntica que el 24 y deberemos esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Mi opinión personal es que espero que se forme un gobierno estable y que respete la Constitución.