sábado, 31 de marzo de 2012

Desgranando la sanidad en EEUU (breve)

DESGRANANDO LA SANIDAD EN EEUU 


Ø  Rasgos del actual sistema sanitario: Estructura y cobertura
Ø  Consecuencias sociales y económicas
Ø  La Reforma de Obama
Ø  Discurso a favor del sistema de salud


1.     Rasgos del actual sistema sanitario: Estructura y cobertura


El sistema sanitario estadounidense es uno de los más complejos del mundo. Se caracteriza principalmente por la existencia de fuertes contrastes de varios tipos, que se refieren, sobre todo, a los costes económicos y sociales que más tarde desarrollaré.

Su estructura básica es la siguiente: debemos comprender que no ofrece una cobertura universal tal y como concebimos en los países europeos. El concepto de gratuito es algo que no incluiré en mi argumentación, dado que ningún sistema ofrece una cobertura gratuita al costearse ya sea mediante impuestos o mediante el pago directo o a través de aseguradoras, terminaré con esto sosteniendo que nada es gratis.
En este sistema los empresarios deberán garantizar la cobertura de gran parte de la población, mientras que otros prefieren optar por aseguradoras privadas como medio de acceder a la sanidad. Los ciudadanos americanos deberán abonar periódicamente unas cuotas así como un adelanto, en ocasiones, de las mismas dependiendo del tipo de plan concertado.

Los medios sanitarios del sistema estadounidense son de los más avanzados del mundo, aunque no todos tienen un acceso a tales medios. Aquí deberíamos reflexionar del por qué de la cuestión. El hecho de que la sanidad del país norteamericano no sea público en su mayor parte implica que tanto médicos como hospitales luchen por conseguir avances que les hagan más competitivos, por innovar. De este modo, se ha logrado un gran avance médico en el país. Esto es algo que no ocurre en modelos como el español, donde, el desarrollo y la innovación dependen del Estado, lo cual, en cierto modo, anulan estos dos motores.

El sistema, ofrece cobertura sanitaria a los mayores de 65 años, que pueden acceder al programa Medicare (aseguradora de gestión pública). Así mismo, Medicaid (aseguradora de gestión pública) atiende a familias con pocos recursos, menores de edad, mujeres embarazadas y discapacitados. Pese a estos dos medios, cerca de 46 millones de estadounidenses carecían, antes de la Reforma de Obama de asistencia sanitaria. Sobre esta idea hablaré más desarrolladamente a continuación.


2. Consecuencias sociales y económicas
 

Estados Unidos, la potencia económica más poderosa del mundo, tiene en su seno fuertes contrastes sociales que hay que tener en cuenta a la hora de analizar su sistema de salud. Pese a la imagen de país plenamente desarrollado existe un contraste social donde nos encontramos con la conclusión de que existen sectores dentro de la ciudadanía que pasan serias dificultades económicas y de integración social. Este hecho no es típico del sistema estadounidense, sino es algo que se da a nivel mundial. Acerca de esto no entraré a debatir la idea de la bondad teórica de la desigualdad económica, dado que no quiero pecar de frívolo.


La reforma de Obama da cobertura sanitaria al 95% de los estadounidenses y reduce de 46 millones (15% de la población) a 14 millones los ciudadanos de este país sin cobertura sanitaria, lo cual es sin duda alguna algo positivo. He de destacar un dato relevante: de esos 46 millones, 10 no son nacionales del país, por lo que a partir de ahora utilizaré la cifra de 36 millones.
Según estudios de la Universidad de Harvard, 45.000 estadounidenses mueren anualmente a causa de carecer de un seguro médico en EEUU. La cifra impresiona, pero tampoco querría en mi exposición pecar de populista, y sobre todo basándome en un estudio no contrastado.
Una anécdota del sistema es, por ejemplo, que hasta ahora, las compañías aseguradoras fueron capaces de negar y hasta de revocar la cobertura de las condiciones preexistentes en los seguros como ataques al corazón, cáncer y, en al menos nueve estados, heridas de violencia doméstica. Como vemos en esta situación, la sanidad no es uniforme en EEUU sino que dependiendo del estado en el que te encuentres así es tu cobertura.

Pese a la innegable superioridad antes mencionada de la tecnología de la red sanitaria estadounidense, el país está por detrás de otras naciones desarrolladas en las hospitalizaciones evitables por afecciones tratables como el asma y la diabetes, tal y como demostró la comisión del Congreso. Las disparidades también conducen al aumento de las tasas de mortalidad infantil y una menor esperanza de vida en algunas regiones o estados de EEUU.


Respecto a las consecuencias económicas debemos decir que el sistema sanitario del país es excesivamente caro para las arcas públicas con respecto a su cobertura. Así, en 2007, EEUU gastó más de 2 billones de dólares, lo equivalente a más del 16% de su PIB, cuando en países como Francia la cifra es del 11%. Si a esto le sumamos que el 20% de los adultos menores de 65 años y no discapacitados no tienen seguro médico, el contraste se nos hace más insólito.
Per cápita, los estadounidenses pagaron en 2007 7.290 dólares, lo cual contrasta con otras naciones desarrolladas como Noruega, donde el coste por ciudadano asciende hasta los 2.500-3.000 dólares. Según estudios de la comisión del Congreso, se espera que el gasto sanitario en EEUU ascienda en 2015 al 25% del PIB.



3. La Reforma de Obama


En el desarrollo de la exposición, he destacado en algunos pasajes la reforma que el actual Presidente de EEUU propuso al comienzo de su mandato. El señor Obama concretó sus pretensiones en tres ideas fundamentales:

-  La reducción de los costes.
- La garantía de que todos los estadounidenses podrán escoger su propio plan de sanidad, incluido un plan público.
-  La calidad y la accesibilidad del sistema.
- Expansión de la cobertura, permitiendo que los jóvenes estén cubiertos con el aseguramiento de los padres hasta que tengan 26 años.
- Limitación de algunos de los abusos más extremos de las compañías de seguros, prohibiéndoles que excluyeran a personas con enfermedades crónicas, forzándolas a que aceptaran a todo tipo de personas y patologías.


Desde las distintas comisiones en el Senado y en la Cámara de Representantes salieron varias propuestas de reforma sanitaria. La primera se decantaba por un sistema de seguro obligatorio en el cual el Estado apoyaría con subvenciones a las personas necesitadas, con lo que la sanidad pública sólo estaría abierta a los que no tienen cobertura por medio del desempeño de un trabajo. Otras dos rechazaban la opción pública y prefieren una solución mixta de aseguradoras privadas y cooperativas médicas sin ánimo de lucro.
Centrándonos en la reforma de Obama, no es universalización de la sanidad en sentido estricto lo que el Presidente de los EEUU propuso, sino una expansión importante del sistema de aseguramiento privado, con subsidios federales que facilitarán la compra de las pólizas de seguro.
Asó mismo, hay que aclarar que la ley obliga a toda la población a que se asegure, de la manera análoga a que cualquier persona que tenga un coche tiene que asegurarlo. No parece cierto, por lo tanto, que la ley universalice la atención sanitaria en EEUU. Universalizar quiere decir que el gobierno garantiza el derecho de que todo ciudadano tenga acceso a los servicios sanitarios, y con esta ley el Estado no garantiza, lo que hace es obligar a que todos los ciudadanos compren una póliza de seguros. Lo cual es un matiz importante.
Los estadounidenses se preguntaron: el aumento de los costes, ¿cómo se va a financiar? He aquí el principal argumento de los republicanos, los cuales se oponen a las subidas de impuestos como fruto de la reforma, que son los siguientes:


- Un crecimiento de los impuestos sobre las pólizas de seguros, que sean superiores a 10.200 dólares por individuo (32.000 millones de dólares).
- Un aumento de los impuestos sobre la industria farmacéutica (16.000 millones de dólares). Esta cantidad no equivale ni al 2% de los beneficios de tal industria.
- Un aumento de los impuestos sobre las compañías de seguros (47.000 millones de dólares).
-Un aumento de los impuestos sobre las industrias de equipamientos.
- Un aumento de los impuestos sobre las rentas superiores.


4. Discurso a favor del sistema de salud


Hasta el momento hemos visto una visión bastante crítica del sistema de salud estadounidense, así como cifras provenientes de sus detractores. No obstante, sería ilógico pensar que el sistema de salud es negativo porque así lo quieren sus gobernantes, por tanto, debe haber argumentos de fuerza que lo defiendan.

Pese a las críticas que desde determinados sectores se lanzan sobre el sistema de salud de EEUU hay que admitir que es el sistema más eficiente del mundo y que goza de las mejores infraestructuras y tecnologías del momento. Y todo ello, además, en manos de los mejores profesionales de la medicina y de investigadores reconocidos por su labor en las más altas esferas de la investigación médica. Como centro mundial en servicios quirúrgicos, tratamientos de cáncer y todo tipo de patologías y enfermedades, los estadounidenses cuentan con servicios líderes en el mundo y con fondos y fundaciones privadas que, con millones de dólares, se dedican a investigar cómo prevenir enfermedades. La innovación es el punto fuerte del sistema sanitario de EEUU.
Los defensores del sistema de salud argumentan que pese a que se dice que el sector público no invierte en dar cobertura sanitaria, existen programas de salud tanto en EEUU como en el resto del mundo impulsados por el gobierno de Bush. Alegan que en 2005 el gasto per cápita fue de 2.862 dólares, mientras que en España fue de 1.528. Y añaden que el gasto en referencia al PIB del país es muy superior al del resto de países avanzados, tal y como destaqué cuando hablé de las consecuencias económicas del sistema de salud estadounidense.
A parte de las aseguradoras de gestión pública Medicare y Medicaid que apunté con anterioridad, los modelos de seguros sanitarios en EEUU se sirven de otras medios como los beneficios laborales, a través de una empresa u organización, y que incluye también la extensión de dichos beneficios durante la jubilación. Otra fórmula es a través de la compra de un seguro médico privado, que es la opción empleada normalmente por los trabajadores autónomos. A todo eso se añade el llamado “State Children's Health Insurance Program”, que está dirigido a cubrir los seguros infantiles de menores cuyas familias tienen un ingreso demasiado alto para entrar en el programa de “Medicaid”, pero demasiado bajo para poderse pagar un seguro privado.


La réplica al sistema de salud del país norteamericano más habitual es que no ofrece cobertura sanitaria a todos los estadounidenses y que, por tanto, hay millones de ciudadanos fuera de la misma que mueren cada día. Michael Moore ha sido uno de los principales y reconocibles críticos con este hecho. No obstante, la realidad es que en los datos de la Oficina del Censo en el año 2003, por ejemplo, contabilizaban lo siguiente: en números redondos, el 60% de los estadounidenses estaban cubiertos por un seguro de salud a través de su empleo y su empresa; el 26% estaba cubierta por un seguro de salud ligado al gobierno, y el restante 14% estaba sin seguro. De estos últimos, decir que muchos, ya sea por su juventud o por deseo expreso, no quieren pagar a una aseguradora, ni tampoco esperan que el aparato público les pague el seguro. Ésta es la postura que los defensores del sistema de salud están utilizando.


La mentalidad de EEUU es muy distinta a la de los europeos. Tanto es así, que cuando Clinton planeó hacer la sanidad estadounidense plenamente pública los ciudadanos del país no lo aceptaron. Y esto fue así, porque la mentalidad estadounidense hace que cada vez que el gobernante hable de subir impuestos, aunque sea a favor de la cobertura sanitaria, les salte automáticamente un resorte en la cabeza que les impulse a protestar por ello. Una sanidad pública plena, argumentan, significaría un aumento del gasto sanitario, el cual, como se ha demostrado es muy superior al de las potencias democráticas del occidente europeo.

A continuación paso a publicar unas declaraciones de un defensor del modelo sanitario que no tienen desperdicio:
“No hay ni un solo ciudadano norteamericano al que se le haya negado la asistencia médica en urgencias. Esa noble y humana voluntad de ayudar al prójimo resulta encomiable y está también en la raíz de esta nación (EEUU), pero nunca debe ser impuesta.”
De modo que los defensores del sistema de salud hablan de la “espantosa intervención” que se pretende llevar a cabo en EEUU sobre la sanidad siguiendo el modelo social europeo, el cual horroriza a los sectores más conservadores del país. Frente a la bajada de los precios de la sanidad por medio de la acción pública propuesta por los demócratas, los republicanos apuestan por el libre mercado y la competitividad en la sanidad como medio para la bajada de precios como fruto de la lucha entre oferta y demanda sanitaria. A todo eso, además, cabe añadir la introducción de más ventajas fiscales que motiven a las empresas a adquirir pólizas de seguros con propiedad individual para empleados con bajos ingresos.

Pese a toda la argumentación de los defensores del sistema de salud de EEUU, muchos reconocen que no es perfecto, pero las soluciones no van dirigidas a más intervencionismo del sector público, sino más bien al contrario. Políticos conservadores a destacar al respecto de la reforma son, por ejemplo, Newt Gingrich perteneciente al grupo Center for Health Transformation y candidato en las primerias republicanas en EEUU, o Bobby Jindal.


Agradecimentos: Libertad Digital, El País, Just Landed y Vicenç Navarro